Si volviésemos a ser niños y nos preguntaran ¿qué queremos hacer?, la respuesta obvia sería: divertirnos, salir a jugar o participar en cualquier actividad que nos aleje del tedio de hacer la tarea, la escuela o repetir innumerables veces las tablas de multiplicar.
¿Qué pasaría si viéramos a la escuela no como una obligación, sino que tuviéramos los mismos deseos de asistir a ella, como cuando íbamos a jugar? ¿Nos gustaría aprender matemáticas, si al hacerlo reconocieran nuestros logros, y tuviéramos un sistema de recompensas basado en nuestra mejora?
Este es el planteamiento de la gamificación, un estilo de enseñanza-aprendizaje que traslada la mecánica de los juegos al ámbito educativo, con el fin de motivarnos a obtener mejores resultados, recompensar y reconocer el avance de cada estudiante.
Esto podría verse como una tendencia educativa innovadora pero las bases de la gamificación no son nuevas, pues han estado acompañando al hombre desde tiempos inmemorables, es un hecho que los bebés y niños pequeños al jugar generan el desarrollo motriz que les permite caminar y desenvolverse, pero esto no solo aplica de forma muscular, sino que lo mismo pasa a grado neuronal, el mayor ejemplo que podemos ver como padres es el desarrollo de un niño entre los dos y tres años cuando los éste se empieza a comunicar de manera más fluida, juegan imitando a sus padres e interactúan con su entorno.
Esto no podría darse si este aprendizaje no fuese motivante y divertido. Hace algún tiempo se creía que la manera de aprender era memorizando a través de repeticiones interminables, pero nos olvidábamos de que realmente aprendimos jugando. Pero hay que hacer una aclaración: no todos los juegos enseñan lo que debemos saber, así como no todos los juegos son divertidos.
¡Es labor del instructor guiar estos juegos para que tengan contenido, así que lo realmente novedoso es aplicar estas técnicas para lograr un aprendizaje significativo!
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Si aún tienes dudas, trata de recordar los personajes de tu videojuego favorito, y luego trata de recordar las capitales del mundo para que compares qué fue más fácil aprender (a menos que te encante saber todas las capitales del mundo, lo que comprobaría que fue un juego para ti y seguramente las aprendiste de una manera divertida)